… un detalle me atrae. Siento que su sola presencia cambia mi lectura, que miro una nueva foto, marcada a mis ojos con un valor superior.
La fotografía permite cerrar los ojos, los abrimos y sigue ahí, pero el cine no, por eso debe ser silenciosa. En la foto no hay un fuera de campo, lo que ocurre solo ocurre dentro.
En el fondo la fotografía es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa.
En un primer tiempo, la fotografía, para sorprender, fotografía lo notable; pero muy pronto, por una reacción conocida, decreta notable lo que ella misma fotografía. El "cualquier cosa" se convierte entonces en el colmo sofisticado del valor.
La Fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente.